Antes de nada, debemos tener cuidado, ya que estas bebidas gaseosas
suelen tener una presión considerable, por lo que debemos extremar las
precauciones a la hora de abrirlas y evitar siempre cualquier tipo de
apertura estruendosa o violenta, apuntando con el corcho o agitando la
botella.
Lo mejor, es que sujetemos la botella con un trapo
limpio, para evitar que nos resbale. Primero le quitamos el papel o
aluminio que cubre el cuello de la botella, a continuación retiramos la
"malla" o alambre grueso que recubre el corcho, para su seguridad.
Con
sumo cuidado, sujetamos el corcho y lo vamos girando lentamente (sin
cambiar la dirección de giro, para evitar que el corcho se rompa) y
hacemos un poco de fuerza hacia arriba mientras seguimos girando el
corcho hasta que salga. No se suelta el corcho nunca de la mano, dejando
que salga libremente. Para mayor comodidad, y al no contar con
sacacorchos, como para el vino, podemos inclinar ligeramente la botella
(unos 45º) para una mejor apertura de la misma.
Tendremos cuidado de tener un copa a mano, para evitar que se vierta cava o champán sobre la mesa o el suelo.
Servimos
las copas con cuidado de no derramar liquido, ya que es una bebida
gaseosa, por lo que serviremos con cuidado por la espuma. Si la bebida
no tiene fuerza (gas) lo mejor es que desechemos la botella.
Como
es una bebida que se toma muy fría (entre 5º-8º), no se llenan
demasiado las copas para evitar que pierda este grado de frescura. La
copa deberá se tipo flauta, descartando las copas planas y anchas.
Si
no se sirve toda la botella en una primera ronda, deberemos contar con
una cubitera, para que esta bebida no pierda su temperatura ideal.
A disfrutar... chic@s!!!